martes, 17 de abril de 2012

Exposición fotográfica de la España de los 50 y 60 por Francesc Catalá-Roca. La Lonja de Zaragoza







Esta tarde, recién salido de trabajar me he dado el gustazo de visitar la exposicion fotográfica de Catalá-Roca quién retrató la escena cotidiana española de los años 50 y 60, desde los lujos de las principales urbes hasta la miseria de algunas de sus gentes. La recomiendo totalmente, lo mejor es gratis, ¡pero ojo!, sólo podréis disfrutar de ella en Zaragoza en la Lonja hasta el próximo 23 de abril.

Horario:
  • de martes a sábado 10 a 14 y de 17 a 21
  • domingos de 10 a 14 horas

Francesc Català-Roca (1922-1998) nunca se consideró un artista sino un "narrador de la cotidianeidad", un hombre para quien la fotografía fue el oficio de "la sustracción de la realidad". La Lonja acoge hasta el 23 de abril el retrato que el fotógrafo hizo de la sociedad española de los años 50 y 60.

Català-Roca se adelantó a Cartier Bresson definiendo el oficio y la fotografía como "una selección de lo que hay alrededor". A pesar de que recibió de su padre, el también fotógrafo Pere Català i Pic, una estricta formación académica y técnica, a Català-Roca no le interesó ni la técnica ni el encuadre, por eso utiliza el formato medio (casi todas las imágenes son cuadradas, pero tienen lo que ahora se llamaría corte horizontal o vertical); ni tampoco ser protagonista y alterar o intervenir en la imagen que él veía. De ahí que Miró le dejara fotografiarle mientras trabajaba y de ahí también que él no quisiera hacerlo con Dalí, que le proponía otro tipo de fotografía.

Català-Roca dejó un archivo de más de 200.000 negativos, entre fotografías de arquitectura y viajes para promocionar el turismo, sin embargo, para esta muestra se han elegido las que retratan una época. Para el autor, es es "el fotógrafo quien decide qué le interesa de la imagen". Es ese instante decisivo el que refleja en El piropo, donde capta justo el momento en el que una joven recibe un halago, justo al lado de un cura con cara de pocos amigos; o la contraposición entre un cartel de un niño risueño con un guardia a caballo; esa imagen de los dos guardias civiles mirando al infinito o la vendedora del Marca de mediados de siglo.

Fue un precursor de la imagen documental, un hombre adelantado a su tiempo en el uso del primer plano difuminado para mostrar por detrás otros elementos, pero también en el uso de la luz. Usaba una cámara que se miraba desde arriba, por eso sabía que la luz reforzaba los objetos; y de hecho, en algunas se ve la sombra de su propia mano para que no haya reflejos.

En la muestra hay una fotografía de Miró y su trabajo. También se muestran algunos de las imágenes tomadas para publicidad, aunque fue más testigo silencioso con esas mujeres que esperaban saber si les había tocado la lotería de Navidad a las puertas de la administración de Doña Manolita, Barajas sin asfaltar, el Tibidabo, o durante los bailes de La Chunga (de niña) en su barrio barcelonés. Una de las secciones está dedicada a una corrida de toros organizada por Dominguín para ligar con Lucía Bosé en Carrascosa del Campo (Cuenca), en 1955. Estas se muestran sin marco y sin cristal, abrazadas a un bastidor cuando todavía estaban húmedas. Y es que este artista abominaba de la obra única. Si una se dañaba se hacía otra.


texto extraído de: http://www.redaragon.com/agenda/fichaEvento.asp?id=55878

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